Si algo hay del Gran Premio de Australia que me sorprendió en gran medida fue sin duda la poca competitividad que mostraron tanto en carrera como en clasificación Mercedes Benz y Williams, equipos que ni tan siquiera lograron acabar la carrera con algún coche.
En cuanto al constructor alemán, sólo se puede decir que el W02 decepcionó tanto como sorprendió Mclaren, y eso no se puede tolerar en un equipo como éste, y más aún cuando estamos hablando de el constructor automovilístico más antiguo de la historia. Los de Stuttgart fueron los más rápidos en los últimos entrenamientos de pretemporada en Montmeló, lo que en principio demostró la gran capacidad de funcionamiento del nuevo coche alemán, pero no ha sido así en Australia. Ya en los entrenamientos libres estuvieron un poco perdidos, con alguna vuelta rápida esporádica, pero en la clasificación llegó lo peor. Con Nico Rosberg en la séptima posición y Michael Schumacher en la undécima, sin ni siquiera pasar a la Q3, los germanos lo tenían difícil de cara a la carrera. Y así fue, pues en la primera vuelta Michael Schumacher se tocó con Jaime Alguersuari y destrozó su rueda trasera derecha, lo que le obligó en entrar en boxes, y a partir de eso a luchar en la zona baja del pelotón para terminar abandonando la carrera en la vuelta 19. A Nico Rosberg no le fueron mejor las cosas, pues cuando parecía que él sería el salvador de Mercedes Benz, un desafortunado toque cuando Barrichello le intentaba adelantar, le rompía unos de los radiadores del coche, provocando su abandono en la vuelta 22.
Precisamente el equipo de Rubens Barrichello es el otro en discordia. El garajista inglés vivió un Gran Premio difícil que se presentó en cuanto el propio Barrichello trompeó en la segunda curva del trazado australiano en el comienzo de la Q2, obligándole a abandonar la sesión y salir desde la 17ª posición. Con Pastor Maldonado calificando 15º, poco podían hacer los de Grove para enmendar la situación. Con una parte trasera revolucionaria, el FW33 no pudo batir a sus más inmediatos rivales a pesar de su ventaja aerodinámica.
En carrera se diluyeron, con Maldonado fuera de la misma en la vuelta 9 al romper la transmisión y Barrichello sufriendo en la parte trasera tras una desafortunada salida de pista en la primera vuelta. Su abandono se produjo en la vuelta 48, tras otra rotura de la caja de cambios. Es curioso que ambos coches abandonaran a causa de la rotura de la caja de cambios, cuando precisamente es la parte que más han desarrollado los ingleses durante esta pretemporada, fabricando un artilugio mucho más pequeño que el de sus rivales para así poder reducir el espacio que ocupaba y optimizar el paso del aire por la zona que antes ocupaba. Probablemente esa disminución del tamaño pueda estar detrás de los fallos en Melbourne.
Con el mundial en marcha, a estos reputados equipos sólo les queda que investigar las razones de su bajón de rendimiento y sus abandonos. Pero que no se confíen el resto de equipos, puesto que si alguien puede enmendar la situación son precisamente estas dos escuderías.
