Pues sí, eso es lo que tuvo Mika Hakkinen, bicampeón del mundo de F1 en 1998 y 1999 en la salida del Gran Premio de Brasil de 2001 en el circuito de Interlagos, cuando se le quedó parado el coche justo cuando se apagaron los semáforos. Es increíble que no le pasara nada.
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