El pasado día 10 de febrero se presentó en el circuito de Jerez de la Frontera uno de los coches de Fórmula 1 más revolucionarios de los últimos años. Realmente no incorpora ningún aparato desconocido por el resto de equipos, ni su diseño es una obra maestra, en comparación con el resto de coches. El verdadero secreto de esa revolución se encuentra en la parte posterior del monoplaza. Red Bull presentó ese día su nueva arma para luchar por el campeonato de mundo de Fórmula 1, el RB6, monoplaza que presenta una parte trasera totalmente diferente a la del resto de equipos y que no hemos visto en ningún otro coche. Pero no sólo el difusor ha sido totalmente modificado, equipándolo con un agujero ovalado en cada lado, en la parte superior del mismo; también la parte trasera de la tapa motor ha tenido un gran retoque. No está cerrada, y se aprecia un gran agujero justo en medio que permite la extracción de aire del motor, y el paso del viento por dentro del monoplaza, aportando una mayor eficiencia aerodinámica y provocando el famoso efecto suelo.
Tan sólo el Ferrari F10 presenta un agujero en la parte trasera de la tapa motor, pero es muy pequeño en comparación con el del Red Bull.
Realmente es una auténtica revolución, que aunque en los test de Jerez todavía no ha demostrado su potencial, se espera que lo haga en los próximos entrenamientos.
Si tenemos en cuenta en rendimiento de Red Bull el año pasado, ganando en China con el difusor normal, imagínense lo que puede hacer este año con este nuevo invento.
Toda una auténtica revolución llegada desde la mente de Adrian Newey y su equipo de aerodinamistas.
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